Estimados amigos:

¿Quizás ustedes son como yo en cuanto tener dificultad descifrando la credibilidad de las noticias hoy en día? ¿Sera verdad lo que dicen o es simplemente manipulación? ¿Están reportando el cuento completo o solo lo que quieren que oiga? Nosotros los cristianos, como muchos, vivimos con la peligrosa tentación de apagar todo y vivir feliz como si todo se desapareciera en el mundo por haber ignorarlo, pero en realidad nada se borra. La meta de los comentaristas y comerciantes es de lograr nuestra confianza y convencernos que lo que ellos dicen es más confiable que lo que presentan sus competidores. El asunto de dar confianza y credibilidad sueles ser más difícil para manejar hoy en día.

La credibilidad es la base de por la cual la vida moderna es fundada. Cada líder, gerente de empresa, político, religioso, profesor universitario, y familiar requiere medir la credibilidad para establecer una relación con nosotros y nosotros con ellos. Considera que hoy en día hay una realidad que se llama “Credit Rating” (Medida de Crédito) que la mayoría de aquellos quienes desean comprar una casa o auto o simplemente pedir un préstamo del banco, tendrán que conocer. Una medida de crédito es calculada por cada persona y significa, para los bancos, la confiabilidad de que usted pueda repagar un préstamo. Un numero alto significa que es confiable y responsable en su tarea de cumplir con sus responsabilidades y es altamente probable para pagar sus deudas. Un número bajos significa que usted no es confiable y es poca la probabilidad que cumpla con sus obligaciones de pagar su deuda. En fin, la medida de crédito es un numero que indica su confiabilidad.

¿Qué tiene que ver esto con la Palabra de Dios? Bueno, los Diez Mandamientos del Señor funcionan como una medida de confiabilidad que determina cuanto Dios puede confiar en nosotros. Dios nos ha hecho con libre albedrio y conoce todas las posibilidades que podemos escoger en la vida. No obstante, todas las decisiones que hacemos son hechos libremente. La confianza es para establecer una relación. Canto mas cumplimos con los mandamientos del Señor, lo más que Dios nos puede confiar con su gracia, confianza y visión. Es decir, si somos confiables con lo poco, Dios nos confiara con más. La analogía de los bancos aquí nos sirve. Si un banco perdona la deuda de una persona, no es porque el banco se le haya olvidado de la deuda o no necesite su dinero, sino es una inversión en la esperanza que la relación entre el banco y el cliente dará fruto. De manera igual, Dios perdona nuestros pecados como una inversión en la esperanza que nuestra relación con Él, un día, dará fruto. El perdón es una inversión en la esperanza que nosotros seremos mejores y cumplir con la razón de nuestra creación: adorar a Dios y servirle.

Cristo no vino al mundo para abolir la ley y los profetas de Dios puesto que siguen siendo la medida con que se establece la confianza, sino vino para darle plenitud y ofrecernos una nueva alianza, una nueva relación, una nueva esperanza. En verdad, vino para invertirse totalmente en nosotros. Ruinando nuestro propio crédito no le hace daño al banco, solo hiere al que debe. La una forma similar, nuestros pecaos no destruyen a Dios solo lo hieren y es por esto que Dios puede invertir tanto en nosotros. No, los pecados solo ruinan a los quienes los cometen porque ruinan la confianza en todos quienes nos aman y quienes necesitamos en la vida.

Dios esta dispuesto a perdonar toda deuda si, en cambio, estamos comprometidos a cambiar y comenzar a vivir a lo máximo de nuestro potencial que es ¡amarlo y servirle siempre!

P. Esequiel